Puede que en tu día a día sea habitual que no te sientas capaz de lograr todo lo que te propones, que te cueste conciliar el sueño, o que descanses mal durante la noche y empieces el día ya cansado. También incluso puedes sufrir esos recurrentes dolores de cabeza tan pesados que no te permiten concentrarte en tu trabajo o simplemente mantener tu ritmo de vida con normalidad. Pues bien, es bastante probable que muchos de estos síntomas estén causados por estrés.
Pero ¿qué es el estrés?
Decimos que el estrés es la respuesta que genera nuestro cuerpo cuando nos enfrentamos ante una situación que percibimos amenazadora y/o desafiante. Más concretamente en la que percibimos que hay un desequilibrio entre las demandas del entorno, las necesidades o expectativas y los recursos que disponemos para cumplirlas (Peiro, 1993). Además, una característica importante del estrés es que se da en situaciones relativamente duraderas, no es un fenómeno de un instante pasajero, por lo que generalmente se relaciones con situaciones laborales y familiares/relacionales de más o menos larga duración.
Pero esta respuesta en sí no es tan negativa como puede parecer, ya que nuestro cuerpo es sabio, y lo que hace es ponerse en marcha para facilitar la adaptación del organismo ante la adversidad, poniendo todos nuestros recursos disponibles y facilitando su activación para superar una situación amenazadora como pueden ser exámenes, búsqueda de empleo, problemas sentimentales, de pareja…
Entonces, ¿por qué el estrés lo entendemos como algo tan negativo?
Esto es debido a que cuando dicha respuesta se prolonga en el tiempo o su intensidad es demasiado alta empieza a tener efectos perjudiciales en nuestro cuerpo, generándonos barreras negativas para nuestro sistema vital, convirtiéndose en un obstáculo que superar para poder gozar de una vida sana. Y allí es cuando comienzan a aparecer estos síntomas tan molestos de los que hablábamos al principio.
Vale, y ahora te preguntarás ¿entonces qué puedo hacer para no sufrir estrés y todas sus consecuencias en las situaciones demandantes a las que me enfrento todos los días? La solución es entender el significado positivo del estrés y aprender a manejarlo, manteniéndolo dentro de unos niveles aceptables, e incluso saludables, para nuestro estilo de vida y superación de objetivos personales.
Gestionar el estrés es posible poniendo en práctica los siguientes pasos:
- Empezamos por la parte de el manejo de nuestra reacción interna:
1. Sé consciente de tus pensamientos: Nuestros pensamientos influyen en cómo percibimos, valoramos y actuamos en cada situación. Cuando te encuentres en una situación complicada intenta eliminar los pensamientos negativos y céntrate en los positivos, respirando hondo y preguntándote: “¿Qué puedo sacar bueno de esto?”. Otro ejercicio recomendable para trabajar este aspecto es eliminar de nuestro lenguaje palabras como “nunca” y “siempre”, e intentar sustituir el “no puedo” por “¿cómo puedo?”.
Si aún no puedes ver “el lado positivo” de la situación, es completamente normal, a veces sólo nos percatamos de éstos después de que hayamos superado todos los obstáculos a los que nos estamos enfrentando. No pasa nada, en este caso puedes intentar «eliminar» (más bien dejar a un lado) los pensamientos negativos con otras distracciones como el ejercicio físico, un paseo, cambiando de actividad, etc. Lo importante es aprender a detectarlos, saber que no deben ocupar tanto espacio en nuestra mente y sobre todo entender que yo puedo tener la capacidad de elegir darle vueltas a un mismo pensamiento o dejarlo de lado y ocupar mi mente en otras cosas.
2. Aprende y practica técnicas de relajación: Estas técnicas pueden ser muy buenas herramientas para gestionar nuestras emociones en esos momentos en los que nos encontramos un poco más nerviosos/as y desbordados por alguna situación, y a largo plazo pueden ayudar a prevenir situaciones de alto estrés o que estas se mantengan en el tiempo. Puedes aprender técnicas tan sencillas como la respiración diafragmática, la relajación muscular progresiva o técnicas de imaginación de situaciones agradables, practicarlas cada día y lograr integrarlas en tu rutina, sobre todo en épocas donde te encuentres o sientas más sobrecargado/a.
3. Realiza ejercicio físico: Dado que la actividad física posibilita mejorar varios indicadores de salud, como contrarrestar el sedentarismo, mejorar el estado de ánimo y promover las relaciones sociales positivas, diversos autores han llegado a la conclusión de que realizar regularmente ejercicio físico, como puede ser caminar a marcha rápida, correr, bailar en casa o apuntarte a una clase colectiva o a un gimnasio, ayuda a disminuir el estrés.
- Ahora pasamos al manejo de los estímulos externos. Se trata de intentar disminuir las demandas y las expectativas y de aumentar tus recursos disponibles siguiendo estos consejos:
1. No te sobrecargues de responsabilidad: En este punto es importante el buen empleo de la asertividad y ser realista. Tú no eres perfecto/a ni tienes que contentar a todo el mundo, ni eres responsable de los demás. Además, debes tener en mente que cada persona tiene unos esquemas personales propios, diferentes los unos de los otros, por lo que es imposible ser “perfecto” para el mundo. Concédete la oportunidad de fallar, equivocarte, y así aprender de los errores que hagas. Lograrás un crecimiento interior inmenso, sintiendo y percibiendo la vida con menos presión.
2. Aprende a delegar: En relación al punto anterior, no puedes permitirte hacer y realizar todo. Es bueno de vez en cuando buscar el apoyo de tus compañeros y las personas más cercanas si lo necesitas y sientes que no puedes con todo lo que tienes que realizar. Además, pedir ayuda favorece las relaciones personales y genera un mayor vínculo emocional con las personas que quieres. Lo que nos lleva al último punto.
3. Cuida tus relaciones personales: Las relaciones sociales sanas hacen que nos sintamos más fuertes y capaces de cualquier cosa que deseemos o queramos en nuestra vida. Por ello, es muy importante disfrutar de la compañía de las personas que quieres, siempre intentado tener muy presente el deseo de compartir esos momentos con alegría y felicidad con nuestros seres queridos y personas de nuestro entorno con las que nos sintamos bien.
Y recuerda, otra de las formas en las que puedes aprender a gestionar el estrés y otras situaciones que te produzcan cualquier malestar es pidiendo ayuda si la necesitas. __________________________________________________
¡Date la importancia que mereces e invierte tiempo en cuidarte!
Psicól.: Elinor Almenara Córdova
Psicóloga General Sanitaria
Instagram: lapsicologaintrovertida